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Trabajo interno

¿Cómo salir de la prisión de nuestras mentes?

Para salir de este laberinto de Dédalo, tenemos que emplear un hilo de Ariadna que nos lleve a volver a controlar nuestra mente, colocarla nuevamente a nuestro servicio y no al revés. Para ello, la búsqueda de nuestra verdad interior es fundamental, es la escalera que nos permitirá acceder a un nuevo nivel en la interpretación de lo que nos rodea.

La jaula de la normalidad

El individuo a lo largo del día buscará hacer aquello a lo que está acostumbrado, a aquello que le han enseñado o que repite desde su crianza. Sin embargo, este plan que ideamos en nuestra mente, estos actos repetitivos, colisionan con la realidad de un mundo que está en constante cambio.

¿Cuál es nuestro propósito?

¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vida nos hemos preguntado cuál es nuestro propósito? El propósito parece algo muy lejano, monumental, algo heroico digno de ser grabado en monumentos. Es una palabra cuyo peso muchas veces nos aprisiona, nos obliga a buscar un fin grandioso y enorme. ¿Y si esto no fuese así? ¿Y si llegar al propósito de cada uno no fuera un “valle de lágrimas”? ¿Y si todo fuese más sencillo y simple de lo que pensábamos?

Umbrales cósmicos

Los umbrales cósmicos siempre están abiertos y sólo aquel atento y conectado con su pureza puede atisbar la luz inconmensurable que habita en lo profundo de su conciencia interna y externa. Por ello, todos los días existen geométricas sagradas, números que conectan, colores que forman puentes, sonidos que sanan. Todos los días hay un 11-11, un 12-12 o un 777; todos los días hay portales, designios multidimensionales abiertos para cuando en verdad estamos preparados. Y ya no basta con tener intención del buen hacer, porque hoy en día lo que hace falta es HACER.

Hay que manifestar el ser sagrado que en verdad somos y además resignificar la forma de vincularse con la existencia, con los demás seres humanos y con toda expresión de vida que nos rodea. Pero si no puedes sentirlo, si aún no conectas con quien en verdad eres, entonces espera, ten paciencia y comienza a dar los primeros pasos hoy. Porque la calma es tu aliada y la prisa a veces enceguece al más común de los mortales. «El camino se hace al andar» como escribió nuestro querido Antonio Machado.

Hay una escalera también para cada uno de nosotros, cada peldaño es una dimensión que, aunque sea desconocida no significa que sea mala, porque querido lector, detrás de cada peldaño está la puerta y detrás de ella sólo la plenitud. Caer en el auto engaño de que acciones momentáneas o esporádicas nos hará ganar un pedacito de cielo, tiene un muy corto camino y mucha frustración por delante.

  • ¿Cómo se hace? HACIENDO
  • ¿Cómo se sube un peldaño? IMPULSÁNDOTE
  • ¿Cómo se abre una puerta? ABRIÉNDOLA

Ahora sólo resta que tengas dentro de tu corazón el suficiente coraje, la autoestima necesaria y el más alto amor al plan universal como para empezar a mover ficha ya, tu propia ficha porque al fin y al cabo tu existencia te pertenece solo a ti; eres tú el que observa, el que respira e intuye, el que tiene el poder de ver la realidad intangible que maneja los hilos de la materia. Es hora de que cada individuo asuma su fuerza y su Origen estelar, para comenzar ese camino que nuestros padres antecesores nos mostraron. Nuestros amados Murianos y Atlantes que transfirieron incontables señales para descubrir quienes somos en verdad. No te auto engañes, el tiempo no determina la apertura de un portal porque los umbrales siempre están abiertos. Comencemos a caminar. 

Anael

La importancia de cuidar los vínculos

Cuidar y analizar nuestros vínculos es muy importante. ¿Estamos rodeados de conciencias que nos aportan armonía? Los vínculos son como puentes entre los demás y tú. Y esas personas que forman parte de tu vida son conciencias con un aprendizaje individual, con un propósito de vida, como tú.

Un destiempo épico

Desde mi simple lugar de observador, se sucede ante mí un destiempo épico, fuerza y poder de dioses enormes mientras busco en el sentir un ejercicio elevado, una lírica aún no dibujada que espera, que aguarda. Lo posible se abre en las palabras y el aliento en el infinito canto.

Elder

La valentía de aceptarnos

¿Somos capaces de ser nada? ¿Somos capaces de no emitir palabra? Hay tiempos que, en el mismo acto del transcurrir, la costumbre marca un determinado accionar. Y entonces vivimos instantes de múltiples vocablos, ideas, pensamientos, emociones. Nos contagiamos y sumamos tiempo en constante sucesión, volviendo a reiterar circuitos sin fin. Distraídamente, nos sumergimos en los laberintos de otros. Tomamos ideas que enarbolamos en su máxima potencia y más aún si nos descongestionan cualquier inquietud, y ni qué decir tiene si estas palabras amigas nos expulsan de algún estado de desesperación. Pero ¿seríamos capaces de escapar de la prematura memoria de calidez, de desdibujar el circuito que fue creado desde el seno cuando ante cualquier peligro, los brazos maternos fueron los más fuertes refugios? ¿Seríamos capaces de ser Nada? ¿De detenernos, observar y asumir?

La ignorancia de Uno, de nosotros mismos, nos hace vulnerables, nos arroja a compartimentos oscuros, lejos de la esencia. ¿Podemos ser capaces de lanzarnos en un acto sin piedad y afrontar la verdad universal donde nos espera la sabiduría como salvamento?  Quizá en ese melancólico vuelo resurja el tímido sentir de que no necesitamos a nadie para gritar, soltar y volver a diseñarnos. A veces jugamos a decir, a descifrar actos que nada tienen que ver con nuestro presente pero la voz amiga nos reclama, nos pide atención sobre ellos. ¿Y entonces podríamos no emitir palabra? Ay, pero cuánto remordimiento recaería sobre nosotros, sobre nuestras espaldas porque no nos permitimos experimentar la lejanía del saber escuchar y aún más del poder ayudar. 

 ¿Y si nos detenemos y le hablamos a ese impulso automatizado? ¿Y si observamos con voluntad esa atención innecesaria? Quizás el amor, quizás la calma, le darían al Otro el necesario tiempo para reforzar su único y sabio viaje. Es tiempo de observar con diplomacia las dos caras de la moneda donde muchas veces fuimos los que reclamamos y otras veces los que aconsejamos. En el proceso alentador de la existencia todo es, árbol y fruto, raíz y Tierra. Infinitos hilos sabios se recogen en cada interior esperando a que nuestra valentía sea el único impulso, el sublime soplo que nos traerá desde la esencia, el oxígeno de las palabras amigas. Acostumbrar a dejarnos permear de nuestra sabiduría, de que la elección como conciencias singulares y viajeras nos vuelve libres, en un tiempo y en un espacio, explorando el movimiento del Universo y el nuestro. Desdibujar y crear, materializar una realidad sin repeticiones, sin patrones donde el silencio nos encuentre dialogando.

Elder Lavergne

Vibraciones Eternas

Vibraciones eternas 
Ocupan el no espacio 
Silencio armonioso 
De partículas danzando 
Eones azules pasan a mi lado 
Memoria de punto, de circulo 
Pulso cósmico de todas las vidas 
Sin carne ni emoción 
Entera sostengo 
La cavidad del todo 
Existencia en esencia 
Sumergida me lleno 
De geometrías etéreas 
Mallas azules de refugios amorosos 
Distancia infinita 
Aromas y almas 
Instante completo 
Expansión sin líneas uniformes.

Elder

Elder

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