Desde que aprendemos a razonar, la mente humana clasifica lo que ve. Creamos categorías, niveles, jerarquías, polaridades,… Organizamos lo que vemos en bueno o malo, positivo o negativo, armonioso o en desarmonía. Estamos de acuerdo o en desacuerdo con partidos políticos, formas de pensamiento, religiones o incluso discursos de personas conocidas. Según estas clasificaciones duales vivimos nuestras vidas, juzgando a los demás o incluso a nosotros mismos, desgarrados siempre por una frontera, por una línea divisoria que nos lleva a los dos extremos, a las dos polaridades. Pero, ¿y si pudiéramos salir de esa dualidad enfermiza?
La filosofía occidental se ha caracterizado por centrarse siempre en una visión dualista del mundo y del universo. Además, las religiones también se aferraron a esa concepción, haciendo hincapié siempre en lo bueno y lo malo, el cielo y el infierno, grabándolo a fuego en el intelecto y la experiencia del ser humano. Sin embargo, si nos alejamos un poco de la tradición occidental, otras líneas de pensamiento, como la hinduista, nos hablan de una visión del cosmos no dualista. En este marco se incluye la filosofía de Origen Estelar, uno de cuyos pilares fundamentales es la concepción de lo que nos rodea como una realidad no dual. La frontera artificial y holográfica que crea el ser humano entre lo bueno y lo malo surge de nuestra mente, una mente que vive clasificando y etiquetando todo.
Si nos apartamos de la rueda de lo dual, entenderemos que lo que realmente existe es el Ser. El Ser desprovisto de las clasificaciones y atributos que nuestra mente le coloca. Podremos ver que todo es puro Ser, los actos y acontecimientos existen, sin más. El sentimentalismo y la emocionalidad que rodea y está vinculada a ambas polaridades desaparece (alegría o gozo si es bueno; tristeza y dolor si es malo), permitiéndonos ser libres y puros, adquiriendo una nueva forma de ver el mundo, una visión limpia y clara. Podremos acceder entonces a la Fuente Cósmica, al origen de todo, allí donde el pensamiento dual desaparece, donde todo fluye en libertad y junto con la intuición. Y entenderemos que no estamos separados de ella, que todos somos parte de ese latido y pulsar cósmico, de la misma Fuente Cósmica.
«No soy el blanco ni el negro ni el rosa ni el amarillo,
no soy lo sutil o lo denso, lo corto o lo largo.
Mi esencia es el resplandor de la conciencia y, por tanto, no tengo forma.
Soy la unidad, el sumo bien,
lo Absoluto, lo único que permanece»
Poema de Sankara
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